A RAÍÑA DOS ANXOS

* Lenda sobre a capela da Raíña dos Anxos e sobre o castro da Mota, en Lobios, recollida por Alfonso Campos do José do Tellada o 5 de xullo do ano 2000.

Había unha moura que no alto da Mota tiña un cálice ao Sol. Por alí pasaba unha rapaza do lugar que, pensando que non a vían, colleu o cálice e botou a correr, mais a moura viuna e perseguiuna. A rapaza, ao verse seguida, ao pasar por riba dunhas laxas do camiño, mexouse co medo, quedando unhas marcas na pedra no lugar de Vilaronte, por debaixo da Mota, coma unhas raias por onde correron os mexos. Correndo, xa case sen alento, chegou á capela da Virxe, coa moura xa a punto de collela, e tirou o cálice polo burato da porta, exclamando: “Reina dos Anxos me valia”. “A boa madriña te encomendaches”, contestoulle a moura, marchando por onde viñera. 
O cálice, machucado polo lado que batera contra o chan, quedou na capela, gardándose durante moitos anos na casa do Tellada, da que saía polo día de Corpus e pola festa. Logo, o cura vendeuno e puxo unha réplica que non logrou enganar aos veciños, pois  faltáballe a machacadura de cando o tirou a rapaza perseguida pola moura.

O dono da casa do Tellada non deixou que gravaran a historia: “A min contáronmo os vellos, e eu cóntollo a vostede, e vostede contarallo a outros. ¿Que máis?”.

SOLO POÉTICAMENTE HABITA EL HOMBRE LA TIERRA

* Este texto foi lido con motivo das "Xornadas Equinocciais" celebradas na Ribeira Sacra do 24 ao 26 de marzo de 2011, xornadas de encontro e debate, cuxo tema este ano foi "os ríos".

Mar Sabater

Mi primera intención fue dirigida a buscar como nombraros la sacralidad de las aguas, la importancia de los pozos, con  la de las  fuentes, la conciencia del agua en forma de lluvia, el agua que precede y forma  al río, y esto quería hacerlo a través de un texto que no he logrado localizar, por lo que me conformo con nombrarlo de memoria.

Éste decía a muy grandes rasgos que en las cunas de las civilizaciones lo primero que se  ofrecía a todo recién llegado a una casa,  a una aldea, o a un lugar era  agua y esto se hacia con un sentido ritual, pues ofrecer el agua de tu pozo simbolizaba entregar el conocimiento adquirido, mientras que la de manantial era la que simbolizaba el conocimiento ofrendado desde lo alto, y la de lluvia, la mas pura, era regalo de los dioses, por eso que esta siempre fue la que se usara en ritos y ceremonias de purificación.

Un río aúna todas ellas.

Esto que aquí queda en esqueleto, quería  continuarlo haciendo referencia a todos los ríos míticos y sagrados que existieron y siguen  existiendo en  diversas culturas.
Comenzando por  egipcios y griegos y su río mítico, río que trasladaba a los muertos a la otra orilla. Aunque el Léete, o Leteo tenia otra propiedad también era el río del olvido. Aquí en Galicia tuvimos un Leete, aquí cerquita porque entre los autores antiguos se decía que el pequeño río Limia cerca de Xinzo de Limia (Ourense) tenía las mismas propiedades de borrar la memoria que el legendario Leete. Y que fue en 138 a. C., que un general romano Décimo Junio Bruto intentó deshacer el mito, que dificultaba las campañas militares en la zona. Se dice que cruzó el Limia (que significa olvido) y entonces llamó a sus soldados desde el otro lado, uno a uno, por su nombre. Éstos, asombrados de que su general recordara sus nombres, cruzaron también el río sin temor, acabando así con su fama de peligroso.
Del Leteo habría que irse al cielo del Corán a ver los ríos del paraíso que destilan leche y miel y luego a acompañar al Dante que hace nacer al antiguo Leteo del centro del purgatorio y ver como revierte el significado del río de la muerte al río de la vida, cosa que ya había hecho la Biblia con el río Jordán y el hinduismo que ha mantenido los tres conceptos juntos en su sagrado Ganges, puesto que ese río limpia, bautiza y traslada a sus muertos y además hace olvidar (en este caso el peligro que esto supone para la higiene moderna).

Pero este “río” que había yo cogido tenía tantos afluentes y desvíos en la pintura, la literatura y la poesía que me encontré abismada en una corriente atronadora, sólo comparable a las de las fuentes del Nilo.

Por lo que mi barca tomó otro rumbo y recordé un pequeño pero no por eso menos sesudo y trascendente ensayo de Heidegger sobre un puente y aquí os lo presento cortado y esquilmado, que Heidegger me perdone que yo apenas puedo. Pero el puente es una figura inolvidable de los ríos  puesto que los humanizan y adornan, marcan el lugar y el camino para los habitantes al unirnos con la otra orilla.

Y puesto que un puente es construcción ¿en qué medida el construir es habitar? Quizá pensemos que habitar y construir son dos actividades separadas. Se pregunta Heidegger ¿qué es habitar?
La antigua palabra dice que construir significa también habitar, esto quiere decir permanecer, residir. Pero a la vez nos da una indicación sobre como debemos pensar ese habitar que ella nombra, el modo como tu eres, como yo soy, la manera como los hombres somos en la tierra eso es habitar, porque esa palabra significa al mismo tiempo abrigar y cuidar; así como (construir) o cultivar una tierra de labranza construir o cultivar una viña. Este construir tiene el sentido de cobijar el crecimiento.

Construir en el sentido de abrigar y cuidar no es ningún producir.

En el vocablo gótico también entra ese permanecer, residir, pero va más allá, da cuenta de cómo debe ser esa experiencia de permanecer pues significa estar satisfecho (en paz) llevado a la paz, permanecer en ella y la palabra paz a su vez habla de estar preservado de daño y amenazas es decir cuidado. El rasgo fundamental del habitar es este cuidar, el ser del hombre descansa en este habitar

El hombre habita la tierra y ésta es la que sirviendo sostiene. La que floreciendo da frutos. Extendida en riscos y aguas abriéndose en forma de plantas y animales.

Los mortales la habitamos en la medida que cuidamos la tierra y cuidar significa a su vez franquear a algo la entrada a su propia esencia: cuidar la tierra es algo más que explotarla o incluso estropearla, cuidar la tierra no es adueñarse de ella no es hacerla nuestro súbdito, donde solo un paso conduce a la explotación sin limites.

Los mortales son los hombres, a si se llaman porque pueden morir, y morir significa ser capaz de la muerte: como muerte solo el hombre muere.
Los mortales habitan en la medida que reciben el cielo como cielo, en la medida que dejan al sol y a la luna continuar su viaje, a las estrellas su ruta, a las estaciones del año su bendición y su injuria, en la medida que no convierten la noche en día y el día en una carrera sin reposo.

Esto seria si el habitar solo fuera un residir en la tierra.

Esto es lo que debemos saber para aclarar lo que es construir pensado desde su esencia pero ¿qué es una cosa construida? Sirva para nuestra reflexión un puente.

El puente deja a la corriente su curso y al mismo tiempo garantiza a los mortales su camino, para que vayan de un país a otro, a pie, en tren o en coche. Los puentes conducen de distintas maneras. El puente del pueblo lleva a la plaza de la catedral. Otro puente, atravesando el río, lleva a los coches a los pueblos de los alrededores. El viejo puente de piedra que, casi sin hacerse notar, es el camino desde los campos al pueblo; el puente que atraviesa la autopista está conectado a la red de rutas de larga distancia; una red establecida según cálculos y que debe lograr la mayor velocidad posible. Siempre, y cada vez de un modo distinto, el puente acompaña de un lado para otro los caminos vacilantes y apresurados de los hombres, para que lleguen a las otras orillas y finalmente, como mortales, lleguen al otro lado. El puente, en arcos pequeños o grandes, atraviesa río y barranco — tanto si los mortales prestan atención a lo superador del camino por él abierto como si se olvidan de él —  El puente reúne.
El puente se tiende «ligero y fuerte» por encima de la corriente. No junta sólo dos orillas ya existentes. Es pasando por el puente como aparecen las orillas en tanto que orillas. El puente lleva la corriente, las orillas y la tierra a una vecindad recíproca. El puente coliga la tierra como paisaje en torno a la corriente. De este modo conduce a ésta por las riberas. Los pilares del puente, que descansan en el lecho del río, aguantan la presión de los arcos que dejan seguir su camino a las aguas de la corriente. Tanto si las aguas avanzan tranquilas y alegres, como si las lluvias del cielo, en las tormentas o en el deshielo, se precipitan en olas furiosas contra los arcos, el puente está preparado para los tiempos del cielo y la esencia voluble de estos tiempos. Incluso allí donde el puente cubre el río, el puente mantiene la corriente dirigida al cielo, recibiéndola por unos momentos en el vano de sus arcos y soltándola de nuevo.
El puente coliga según su manera junto a sí, tierra y cielo; los divinos y los mortales, y sólo por él, surge un lugar.
Mañana cuando vayamos a Peares podremos ver cada uno de los puentes que aquí quedan reflejados. Sólo añadir que aquí en Galicia los lugares de encuentro, de  encrucijadas de caminos, son lugares mágicos, lugares de poder y de ánimas; y de los puentes que son los balcones del río y que sus petriles permiten apoyar los brazos para abismarse en la contemplación de  su corriente y ver sus espejeantes brillos, y que también Heidegger dijo:

Solo poéticamente habita el hombre sobre la tierra.




A MISTERIOSA CABEZA DE PINOL

* Artigo de Francisco Albo en La Voz de Galicia, edición Lemos, o 13 de xullo de 2011 (aquí).

Foto: O COLADO DO VENTO.
Un elemento descoñecido do patrimonio histórico de Sober foi descuberto recentemente na parroquia de Pinol. Trátase dunha figura tallada en baixorrelevo que representa de forma moi esquemática un rostro humano. A talla encóntrase nunha pedra embutida no muro exterior dunha vivenda situada xunto á igrexa románica de San Vicente e ata agora non foi mencionada en ningún inventario do patrimonio nin en calquera outra publicación.
O arqueólogo monfortino Iván Álvarez Merayo sinala que a figura mostra un grande parecido coas representacións de rostros humanos que poden verse en diversos relevos castrexos de Galicia e do norte de Portugal. «Se a peza tivese aparecido nun castro, non tería ningunha dúbida en rotulala como un baixorrelevo castrexo -afirma-, pero como apareceu noutro contexto iso xa non se pode afirmar con seguridade». Álvarez apunta a este respecto que este tipo de figuras comezaron a aparecer no cambio de era, isto é, no período romano-castrexo, pero seguiron tallándose en épocas moi posteriores. «É un motivo que se repetiu durante a Idade Media e que aparece incluso en construcións dos séculos XVIII ou XIX, así que sería moi aventurado adscribila a unha época concreta se non temos máis punto de referencia», comenta.
Nas proximidades de Pinol encóntrase o castro das Medorras, pero a falta de máis indicios arqueolóxicos, non se pode afirmar que a pedra tallada fose traída dese lugar cando se construíu a casa, que ten unha antigüidade considerable. 

Foto: O COLADO DO VENTO.
Achado casual

A peza foi descuberta casualmente por Alfonso Campos, membro da asociación cultural O Colado do Vento, cando mostraba a igrexa de Pinol a un grupo de visitantes. «Pasei por ese mesmo sitio moitísimas veces e nunca me fixara no relevo pero esa vez vino con claridade, seguramente porque a luz do sol axudaba nese momento a distinguir mellor os trazos», explica. Afeccionado á arqueoloxía, Campos notou a semellanza coas esculturas castrexas. «É case idéntica a unha peza achada no castro de Barán, en Paradela, que agora está no Museo Provincial de Lugo», engade.

REFLEXIONES EN TORNO A LA ESPONTANEIDAD

* Reflexións encol da Iª Festa dos Muíños, celebrada o 2 e 3 de xullo de 2011.

José María Lago Bornstein


Actuación da Banda de Música de Sober na Festa dos Muíños.
Foto de Ikofe.
Este fin de semana, con motivo de la primera Romería dos Muiños, hemos sido testigos de un fenómeno poco habitual: un sentimiento compartido y generalizado de que tenemos la solución al alcance de nuestras manos.
No está del todo claro la solución a qué, pero allá por donde te movieras escuchabas comentarios que reafirmaban claramente que era esto lo que había que hacer, y si alguno no decía nada en especial su sonrisa lo delataba. Era fácil intuir que la gente llevaba tiempo deseando, aunque fuera de manera inconsciente, que se produjera un encuentro como éste. Todo el mundo dejaba de lado su timidez, característica muy arraigada por estas tierras, para manifestar abiertamente su agradable sorpresa con todo lo que estaban viviendo. Y lo que estaban viviendo no era otra cosa que la espontaneidad.
Cuando se dan las circunstancias propicias, cuando el entorno y el momento son los adecuados, surge la mejor energía de cada uno sin escatimar esfuerzos, sin cálculos previos; en eso consiste la espontaneidad, y con ella llega un sentimiento de concordia que despierta, inevitablemente, la solidaridad. Cada uno a su manera, eso es lo de menos, pero al final todos nos sentimos un poco mejor, y esto, afortunadamente, es lo que realmente importa.
La primera reflexión que me viene es que todos necesitamos de estos encuentros vecinales para llegar a sentir de manera colectiva, para recuperar la emoción y la memoria de la colectividad. No es tan difícil provocarlos; es sólo cuestión de imaginación y debemos seguir intentándolo.
La segunda reflexión es que los tópicos son fácilmente desmontables cuando la alternativa es más sugerente. Nadie echó en falta el consabido camión orquesta con sus luces estridentes y su música trasnochada. La gente descubrió con agrado que una lección nocturna de etnografía local o una audición de la banda arropada entre muíños o una sesión de cuentacuentos, pueden formar también parte de la magia.
Queimada o sábado 2 de xullo.
La tercera reflexión es que en la juventud está toda la fuerza que necesitamos y no podemos desaprovecharla. En estos días nos han dado sin proponérselo una lección de entusiasmo, de creatividad y, sobre todo, de espontaneidad. Estos jóvenes llevaban mucho tiempo esperando una oportunidad como ésta y, sin duda, nos han dejado muy claro hasta dónde pueden llegar.
La cuarta reflexión es que solo hace falta del entusiasmo de unos pocos para desencadenar el entusiasmo de muchos. De abajo a arriba, desde las iniciativas de las asociaciones de vecinos hasta la proyección más allá de nuestro Concello. Entusiasmo: esa es la clave para la espontaneidad. Tenemos que lograr despertarlo.

Por último, creo que el fenómeno más entrañable de los vividos en este fin de semana, es el de la mezcla generacional. La imagen de tener en un mismo espacio, compartiendo la misma sonrisa y las mismas ilusiones, a todo tipo de personas, abuelos y jóvenes, padres y niños, familias o amigos, es la mejor muestra de que juntos tenemos mucho que aprender y tenemos aún un largo trecho por recorrer.
Creo que hemos disfrutado de un fin de semana que para muchos será inolvidable y servirá como referencia en el futuro.
Termino con las palabras de Machado que me vinieron finalizando la fiesta:

Solo recuerdo la emoción de las cosas,
y se me olvida todo lo demás;
muchas son las lagunas de mi memoria.

En Arxemil, tras la resaca de un fin de semana mágico.

LOS RÍOS

* Este texto foi lido con motivo das "Xornadas Equinocciais" celebradas na Ribeira Sacra do 24 ao 26 de marzo de 2011, xornadas de encontro e debate, cuxo tema este ano foi "os ríos".

O Cabe.
Francisco Ruiz Aldereguía

Hasta ahora los poetas acudían a la fuente Castalia, la consagrada a Apolo y las 9 musas protectoras de las artes, donde bebían para inspirarse, pero desde la aparición de internet los vates modernos acudimos directamente a wikipedia.
Busqué “Ríos” y allí estaban en las primeras páginas inundando la pantalla todos los futbolistas llamados Ríos, Del Río, Ribero, Ribas, y cómo no, el Río de la Plata CF. La segunda línea de información la ocupaba un cantante, Miguel Ríos y su rock de la carretera, con todas las discográficas pretendiendo venderme el hit parade entero. Después pasaba por los Ríos Rosas, Giner de los Ríos, Montero Ríos y otros ilustres Ríos de nuestros preclaros prohombres. También pude comprobar la adverbialización de la palabra río, pues de ser un sustantivo común masculino puede transformarse en un adverbio de cantidad, así tenemos ríos de tinta, ríos de sangre, ríos de dolor, y decimos un río de riqueza o de felicidad  cuando algo nos desborda por su abundancia y generosidad. Después caí en las comparaciones taxonómicas de los distintos ríos del mundo: el más largo, el más caudaloso, el de mayor cuenca, el más alto, el que baña más países. Mi afición a viajar por las geografías del mundo montado en un mapa reconozco que me absorbió por completo, varias horas le dediqué a esta erudición fatua que dada mi pérdida diaria de varios millones de neuronas por día, podéis imaginar que cuando cliké “apagar equipo” se borraron conjuntamente los datos de una y otra memoria. Así que las únicas referencias que me quedan de toda esa prolija búsqueda son las cosas que ya me había enseñado la madre María de los Angeles allá por los años de 1960, es decir cuando este menda tenía 10 años, y neuronas frescas capaces de absorber casi todo, dependiendo del interés que mis profesores supieran incitarme. De esta manera ríos de España, del mundo, sus afluentes de la derecha e izquierda, mares donde desaguan, países por los que fluyen se fueron grabando uno tras otro en mi tierno cerebro gris. 

O regato de Portizó.
Afortunadamente los ríos son unos elementos que no cambian mucho en varios miles de años por tanto esos conocimientos me pueden servir sino en los próximos milenios al menos en estos 20 o 30 que me pueden quedar, pues el “cuan largo me lo fiais” es algo que no me pertenece ni decidir, ni saber. Reconozco que he tenido que hacer algunos reciclajes en esto de los ríos que parece cosa muy permanente y eterna, pero más achacable que al propio río es debido a que los hombres somos más proclives al cambio y a la contingencia. Así que si antes el Volga y el Neva pasaban por Stalingrado y Leningrado, ahora lo hacen por Volgogrado y San Petesburgo, lo mismo que el Irawady que con ese nombre tan hermoso, “i-ra-wa-dy”, ya no pasa por Birmania ahora pasa por Myanmar. A los ríos supongo que les es lo mismo ellos pasan por donde siempre, y se juntan con los mismos afluentes en el mismo sitio por los siglos de los siglos. 

Para esos cambios en el devenir hidronímico de un rio no hace falta irse muy lejos para toparse con ellos, por aquí con esto de los nacionalismos de parroquia, de tanta tradición y de tantos ríos de sangre, nos han traído algunas alteraciones de las que hoy es el día que debemos hacer un “up today” y  reciclar nuestros conocimientos. De tal manera que lo que nos hacía recitar doña Marujita en su escuela-galería de Tuy a Marito Conde, a Regina y a mí hoy ya tiene un valor reducido por el craso error que cometemos en nuestra mollera- disco-duro al recitar: “el río Miño nace en Fuentemiña, provincia de Lugo, pasa por Lugo, Orense y Tuy, haciendo frontera con Portugal desemboca en el Océano Atlántico entre Camiña y La Guardia, su principal afluente es el Sil”. Pues cuando recuperé mi galleguismo deseé ir hasta Fuentemiña para ver el lugar donde brotaba las aguas fluviales del Padre Miño, que es así como los cursis gallegos llamamos al Miño, los demás le llaman Miño y los paisanos normalmente “O río”. Cuan no sería mi sorpresa cuando llegué al cercano pueblo de Meira y pregunté para ir a las “Fontes do Miño”, en Fontemiña, estimé que por eso de la inmersión lingüística en el gallego debía llamarse así el lugar. Percibí una cierta tomadura de pelo, y que me mandaban de un paisano a otro con un pregúntele a aquel. El resultado es que aquel día no logré ver el venero de agua cristalina que surge de la tierra, cuya imagen se había mitificado durante casi 40 años en mi imaginario con la laguna de Fonmiña llena de musas, ninfas, náyades, ondinas, xacias, sirenas y alguna que otra nínfula real por las que siempre me he sentido bastante proclive; y aun hoy es el día que despiertos los restos dionisiacos que pueden seguir quedándome añoro con nostalgia aquellos tiempos. Tiempos, sino más felices al menos, con el estro más subido según define la tercera acepción del término que propone el DRAE.
estro.(Del lat. oestrus, y este del gr. οστρος, tábano, aguijón).1. m. Inspiración ardiente del poeta o del artista al componer sus obras. 2. m. Mosca parda vellosa, cuyas larvas son parásitos de mamíferos. 3. m. Zool. Período de celo o ardor sexual de los mamíferos.

Río Sil en Amandi.
Fallada la búsqueda de las aguas primigenias del Miño, tardé 15 años en volver al sitio con una excursión programada y, como es habitual por estos pagos, subvencionada, para enseñarnos el nacimiento del Miño. Nos acercaron al Pedregal de Irima, un embudo pedregoso de una morrena glacial que forma un río de piedras de 700 metros de longitud por donde se oye el agua discurrir, y al fondo del valle el guía, amable, como todos los guías, nos señalaba por donde empezaba el regato que más tarde se convertiría en el río gallego por excelencia. La causa de este traslado de lugar solariego  parece ser que Meira, hace algunos años, tuvo un alcalde de ese mismo lugar, un tipo de esos de los que tenían mano en la Diputación, en la Confederación Hidrográfica, y un abuelo que le había dicho que el río nacía allí mismo. Convenció a muchos, se cambiaron los libros de texto, y los carteles que señalan tan conspicuo lugar, con gran disgusto por parte de los del Concello de Pastoriza que vieron en muy poco tiempo como se quedaban sin el honor de tener al Padre Miño niño, para llevarse al recién nacido al vecino concello de Meira.

O Sil.
En el fondo esto no era más que repetir otra historia de por lo menos hace 1800 años. Realmente el Miño, lo que se dice el  Miño, nace en la cordillera Cantábrica. Como dice el historiador y geógrafo romano Ptolomeo: “el Miño nace al Este de Gallaecia…”, y la Gallaecia romana ocupaba León y más allá, así que no es plausible que el actual Miño lo sea. Es el Sil que es el que trae el agua y tiene mayor longitud el que se llamó desde la antigüedad “Minio”, por el color rojo anaranjado que traían sus aguas después de atravesar los páramos arcillosos del Bierzo sometido a una intensa minería consistente en lavar las tierras rojas con sedimentos de oro, cuyos vestigios están patentes en todo este paisaje del Sil. Que también su hidrónimo, sil, sar, sena, xenil, bien por alguna tribu de vándalos silingos asentada en el norte de León a orillas de un rio que allí nace y va a morir al Atlántico-como cuenta alguna crónica del sabio Alfonso el X-,  o por traer sus aguas el “color sil”, una tierra natural (que le llamaríamos ahora color ocre) de la que habla Vitrubio en su tratado de la arquitectura.  

Creo que con tanta historia se me ha ido un poco la “olla” y me he desviado del tema. Así que con permiso de los presentes retomaré el camino perdido tras cualquier nínfula, o de la misma Clío que me trae evocadoras morriñas, para lanzarme tras Calíope o Terpsícore que en mi provecta edad son ya los pocos ánimos que el estro me permite, en su primera acepción  del antes mencionado DRAE. Al que no he de limpiar, ni dar brillo y esplendor simplemente me atendré a la máxima academicista: todo lo que no es tradición es copia. Labor hoy en día facilitada y ampliada gracias a las llamadas aplicaciones o herramientas informáticas por las cuales pulso las teclas: copiar-clik-pegar-clik y entro en el Parnaso. 
Así me he encontrado con estos versos de tres poetas que he copiado y pegado y que vamos a recitar: 


Río Duero (Gerardo Diego)


Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja,
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.

Indiferente o cobarde
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.

Tú, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.

Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.

Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha,
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.

Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada,

sino los enamorados
que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.



Río Genil (Federico García Lorca)


Las alamedas se van,
pero dejan su reflejo.

(¡Oh qué bello
momento!)

Las alamedas se van,
pero nos dejan el viento.

El viento está amortajado
a lo largo, bajo el cielo.

(¡Oh qué triste
momento!)

Pero ha dejado flotando,
sobre los ríos, sus ecos.

El mundo de las luciérnagas
ha invadido mis recuerdos.

(¡Oh qué bello
momento!)

Y un corazón diminuto
me va brotando en los dedos.

Canto al Miño-Sil (Francisco de Guiande) 



Confluencia de Cabe e Sil.
Este rumor de arpegios y líquidos

que se cierne sobre aguas en pena,

sobre las aguas sacras primordiales

es la voz que el caos frena

y eleva su plegaria de rumores

hablando lenguajes de los pájaros.


Aquí tenéis un hombre que bendice

y proclama entre el agua y el pan nuestro

de esta orilla, que contempla la bondad

del creador de todo esto

del generoso discurrir y llenar

que une sus murmullos en el fluir de aguas.

  

El sabio Quotelet dijo: los ríos

traen su agua al mar y este nunca se llena.

Ni se colmará el corazón de un hombre

que edifica en la arena

que no escucha, hace presas y acumula

mientras en su afán las aguas derrama.



Al Miño-Sil, hoy las disputaciones

de Lugo a Orense hacen puentes con prisa,

barcos con música para turistas,

porque no se precisa

vadearlos como antes: crucificados

con un saco de patatas al hombro.

  

Hace tiempo que nadie ha visto xacias

tentar mozos al amor imposible,

ni monjes que entonan laudes con el río.

Recurso sostenible

le llaman ahora a este flujo de asombros

según el correcto uso del idioma.



No obstante, si deseas buscar ondinas

y escuchar lenguas de pájaros al río

si quieres saber de arcadias perdidas,

entonces amigo mío

bajemos a estas ribas, amiguiña

ven al Miño-Sil a cantar cantares.



 A orillas del Cabe, cerca del equinoccio de la primavera de 2011. 


Vº ROTEIRO MÚSICO-POÉTICO Á LUZ DA LÚA



Vº ROTEIRO MÚSICO-POÉTICO Á LUZ DA LÚA

* Venres, 15 de xullo de 2011.

* Encontro ás once da noite en Cadeiras.

* Este ano moverémonos polo entorno de Cadeiras, co cal non hai moito para andar. Coma sempre, haberá música e poesía, e podedes ler, dicir, contar ou expresar de distintos xeitos o que desexedes.

* Teremos a música de fagot (Gonzalo Lemos Vázquez) e guitarra (Joel Salgado Buján) e a actuación de Xosé Luis Rivas Cruz e Baldomero Iglesias Dobarro, Mini e Mero. Acompañarannos, tamén, a rapsoda Carmeliña e a contacontos Teresa Grau.

* Por favor, este ano pedimos que non se saquen fotografías con flash e que non se traian luces, para non entorpecer as actuacións nin a maxia deste encontro, a organización xa se encargará da iluminación e da fotografía.