Unha horta ten que saber que é unha horta: a nosa horta comunal.

Mar Sabater cóntanos a experiencia da nosa horta comunal de boas prácticas, na que podedes participar todos os sábados ás cinco da tarde en Arxemil. Mar é quen nos guía nesta estupenda aventura da horta e ten unha magnífica horta en Santiago de Cangas (Pantón), onde vive.

Mar Sabater explicando algo sobre a horta.


Me piden desde Colado – que somos todos los que en el estamos - que hable de nuestro huerto comunal, ese que ha surgido en cinco jornadas largas de trabajo entre todos los que a el han acudido, partiendo de un prado de gramones y sin máquinas de laboreo, con todo el proceso realizado a mano, y que ya ha empezado a dar alguna hortaliza que otra para llevarse a casa.



Mariano Bueno, que tiene el mejor libro escrito sobre el huerto familiar ecológico, dice en algún punto de su libro que un huerto tiene que saber que es un huerto.

¿Pero qué tiene que ser y sentir un huerto para que esto le suceda?

¿Y qué es lo que debe hacerse para que esto pase?:



Nosotros hemos empezado por cuidar la tierra* y cuidar significa a su vez franquear a algo la entrada a su propia esencia: cuidar la tierra es algo más que explotarla o incluso estropearla, cuidar la tierra no es adueñarse de ella, no es hacerla nuestro súbdito, donde solo un paso conduce a la explotación.



Porque cultivar tiene el sentido de cobijar el crecimiento, se cultiva un huerto, una viña, una amistad.



Siempre somos una media de entre ocho a quince trabajando juntos y juntos hemos mullido la tierra hasta formar ocho bancales de cultivo.



A los huertos hay que hacerles la cama, de tierra mullida y blanda, a continuación hay que arroparla, con paja y hojas secas de carballo la arropamos, porque si no, la lluvia, el sol, el exceso de frío o de calor le quitaría vitaminas, nutrientes. Toda tierra bondadosa lleva en sí la cualidad y la propiedad de generar vegetación. Desnudarla, sin abrigo, es abocarla a la desertización, a la pérdida de sus cualidades, de su función; podemos pedirle que nos sirva pero no a costa de que pierda su esencia, eso va en su contra y en la nuestra.



Bajo esa paja, esa tierra no volteada conserva su epidermis completa, su capa de humus y todos los microorganismos que se encargan de la descomposición de los nutrientes. Plantamos por plántulas o semillas y les dimos su lugar sabiendo diferenciar las de raíz, de las de hoja, de las de fruto en una de las primaveras más frías que se recuerdan. Pero aun nos queda mucho por hacer, hasta que nuestro huerto sea un ecosistema, grato y fértil, hasta que nuestro huerto sepa de verdad que es un huerto. Plantar los caminos con trébol, que le ayude a fijar el nitrógeno y a retener la humedad y el frescor, crearle una barrera de setos a su alrededor que lo defienda del viento, plantar más flores que garanticen una buena polinización, encontrar más especies adaptadas al clima, saber conservar sus simientes, es un tan largo etcétera.


Os bancais de cultivo cubertos de palla.

Pero sobre todo cuidarlo, comprenderlo y apreciarlo.



Muchos de los que acuden los sábados al huerto comunal ya están aplicando esta manera de hacer en los suyos, y poco a poco tengo como ilusión y esperanza que iremos aplicando nuevos recursos y técnicas de cultivo que ya se conocen y otras que van apareciendo, o que vayamos encontrando.



Pero también quería recordaros que nuestro huerto se debería llamar huerto y nada más y no necesitaría llamarse ecológico, si no pasara lo que está pasando a nuestro alrededor.



Porque cultivar viene de cultura, y porque en estas tierras siempre existió la cultura de los huertos familiares ¿Qué ha pasado para que tengamos que cultivar un huerto para recordar las buenas prácticas? Porque tenemos que recordar que la tierra no es un soporte inanimado al que podemos atiborrar de agentes químicos sin que a ella, y de paso a nosotros, nos pase nada.



Quién podía hace unos años pensar que eso que parecía progreso y facilitar las labores del campo y que se siguen vendiendo en abundo, como los fertilizantes para que todo crezca bien, o el herbicida, el “Roundup” para no tener que seguir desenhebrando, el sulfato que nos iba a salvar del mildeu y el oídium, iban a empezar a afectar nuestra salud, deteriorar nuestra tierras, acabar con toda la vida microbiana del suelo, envenenar nuestras fuentes y regatos, nuestros acuíferos, hacer que desaparezcan los insectos y la fauna aliada y por ultimo hacer que las plagas se vuelvan resistentes y refractarias a los tratamientos?



Y esto, está pasando a nivel mundial y sobre todo en todas las muy extensas explotaciones agrarias, donde ya no hay campesinos sino operarios, hasta el extremo de que este año ha habido un comunicado por parte de la FAO de que se está produciendo un deterioro radical de todo el suelo agrícola, que empieza a cuestionar nuestra alimentación en el futuro y ya está afectando nuestra salud presente, puesto que todos esos productos engordados con químicas y hormonas que encontramos en nuestros supermercados, encerados y lustrosamente insaboros, apenas nos nutren. El ejemplo más relevante se presentó en la revista “Consumidores”, en donde tras reiterados análisis se llegó a la evidencia de que una fresa de huerto ecológico tiene un contenido de vitaminas superior al ochenta por ciento frente a una producida industrialmente en invernadero. Además también nos informan de que un cuarenta por ciento de las enfermedades están siendo producidas por el uso y abuso de esos agentes químicos que se emplean en su elaboración, y eso que todos estos productos pasan por certificados y sanidad.

Por eso tenemos que recordar que nosotros, tenemos pequeños huertos donde podemos practicar una agricultura cuidada y responsable, nosotros podemos llamarnos labriegos y hacerlo ahora con una honra del que se sabe produciendo algo único y de una calidad inencontrable en los mercados, puesto que lo nuestro es arte-sano.



Acabemos con tres imágenes interesantes; la primera, si el índice de vitaminas de las distintas agriculturas es de 1 a 8, tendrías que llenar ocho carros de la compra de fruta y verdura de cualquier supermercado, frente a uno solo de un buen huerto para llevarte la misma cantidad de nutrientes a casa ¿La compra te ha salido barata? Suma….



Segunda imagen: coge una gorda y reluciente manzana de supermercado y clávale los dientes, el agua te salpica la cara, tus dientes resbalan por una superficie pulida, de paso su carne no sabe a nada; decirte entonces que nada conserva tanta agua sin hormonas ¿Has ido acaso a la farmacia a hormonarte?, el resbalón de los dientes lo da la cera de acabado ¿Acaso has ido a la sección de limpieza?, ¿No será la manzana de Blancanieves?



Tercera esta es una imagen de nuestro actual mundo rural: unha avoa coa súa neta: come neniña come que non me comes nada, la niña tiene delante una menestra de verduras del huerto de su abuela, sazonada con un poco de roundup, y un chorito del bonito azul del sulfato.



Bueno, así visto esto parece un poco apocalíptico pero pasar, pasa.



Pero hoy por hoy siempre nos quedará nuestro huerto comunal de Arxemil, venir a vernos cuando querais y de paso podeis echar una mano.



Junio del 2013 en Cangas –Santiago, Gullande , espacio libre de químicos.


Sem comentários: